lunes
domingo
sábado
jueves
sábado
Lugar donde quisieras estar ahora: en una playa sin preocuparme de nada
Fobias: hoy descubrí que algo así como a hospitales y esas cosas (quiero estudiar medicina....)
Que estas escuchando en este momento: no sé, algo que pusieron en la cocina, y la tele.
Que es lo primero que le miras a alguien: ropa y perfume
Alguna vez te vieron tus papás tomando? si, alguna vez
Quien fue la ultima persona a la que dijiste que la amabas? mamá :(
Estas usando una cadenita? no no, tenía mi perlita pero me la saqué
Que es lo que siempre te puede hacer sentir mejor? una noche de lluvia (mentira me bajonea más, pero a mi me gusta)
Como está tu corazón? acá, sigue latiendo..
Alguna vez te desnudaste en publico? "desnudarme"
Sos ordenado? cuando quiero.
Lo primero que pensas cuando suena el despertador: me hago la boluda y hago que lo apagué dormida..
viernes
jueves
miércoles
domingo
;
viernes
Desechos tóxicos.
Ahora bien, luego de mucho meditar llegué a una conclusión que, de principio, parece ser acertada. La misma afirma que son los desechos tóxicos los que les dan prestigio y categorización a los demás clavos. Son los desechos tóxicos, con su debilidad y su inmadurez, los que intentan, con frecuencia, ocupar el lugar de los clavos de primera marca. A veces lo logran y otras no, pero no podemos dejar de lado algo sumamente importante: Por una cuestión estratégica, cierto clavo de primera marca puede decidir soltarse de la madera en la que está, tan solo para que la misma experimente otro tipo de compañía. Y allí, en ese momento, algún que otro desecho tóxico intentará ocupar el lugar que el clavo fuerte y maduro ocupó con anterioridad. Horas luego la madera sentirá la diferencia puesto que el desecho tóxico empezará a envenenar sus entrañas, y decidirá expulsarlo de su interior. El periodo de confusión podrá durar un par de semanas, a lo sumo. Pero cuando el clavo de primera marca asome por el horizonte y divise nuevamente lo que alguna vez le había pertenecido, volverá nuevamente a su lugar, ahora con más fuerza, y la unión entre el clavo y la madera será mucho más fructífera.
Entonces, les digo que a nosotros, los clavos de primera marca, no nos queda otra opción que agradecerle a los desechos tóxicos por facilitarnos tanto las cosas.
Gonzalo Sebastián Vazquez